de los niños
No tengo herencia, ni honor, ni apellido
apenas uno
apenas dos
que no son míos
Yo no tengo más patria que los muebles de tus ojos
que los ecos del pasillo
que la higuera recortada
que mi taza favorita
No tengo más propiedad
que un gemido seco en el viento
la ventana abierta
las enredaderas entrando
y las salvia...
y las raíces de la salvia rompiendo los adobes
Yo no tengo más patria
que la casa destruida de la abuela
con su estilo art-decó y su escalera
el olor a chile asado
y a pinol-pinol
Yo no tengo un manto de estrellas en la virgen de piedra en un jardín sin luna
(pero si unos geranios florecidos
para siempre en la memoria,
una olla express con frijoles
se oye al final de cada callejuela)
Yo no tengo más patria quel parque
que la fuente
que la calle
que la campana de la tarde
y el grillo
y los grillos infotografiables de la noche
no tengo más patria que mi palpitación
el sabor salado de tu cara
y los charcos como espejos
pedazos rotos de cielo
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