ni una constelación de palabras
No tengo ausencias
ni veladoras
ni tengo piedras de colores
como joyas en el río
en la memoria
ni una cascada
ni una cabaña
ni los dibujos
ni hongos alucinantes tallados en la madera
No tengo el ruido del mar
como eterno vaivén
metido en la cabeza
Tengo un poema viviente
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