ni en cupido, ni en los osos cariñosos, ni en los corazones rojos, ni en las medias naranjas, ni en los labios rosas.
Creo en los corazones sangrantes,
en las mentes agudas,
en las grietas de la pared, en los muros caídos...
en los lenguajes taciturnos, en las manos frías.
Creo en los corazones sangrantes,
en las mentes agudas,
en las grietas de la pared, en los muros caídos...
en los lenguajes taciturnos, en las manos frías.
Creo en el perfume de la tierra húmeda entrando por mis fosas
sacándome suspiros, sacudiendo las memorias.
Creo en la dulce ternura de los actos más simples.
Creo en la rabia y en el forcejeo de las rabias,
en el coraje y las lágrimas de las niñas cortadas
dibujando con navajas en sus muslos y en sus brazos...
en el arduo y cotidiano trabajo de la muchacha
que avienta naranjas en el crucero...
No creo en las tarjetas, no acepto etiquetas..
pero creo en ustedes, como en el sol sobre el asfalto
y la sombra en la banqueta bromeando con la estatura..
Creo sólo en la libertad de los pájaros
y en el caliente abrazo de los presos.
No creo en los poetas, ni me creo poeta
pero creo en la poesía
deshebrando mis horarios
sacándome suspiros, sacudiendo las memorias.
Creo en la dulce ternura de los actos más simples.
Creo en la rabia y en el forcejeo de las rabias,
en el coraje y las lágrimas de las niñas cortadas
dibujando con navajas en sus muslos y en sus brazos...
en el arduo y cotidiano trabajo de la muchacha
que avienta naranjas en el crucero...
No creo en las tarjetas, no acepto etiquetas..
pero creo en ustedes, como en el sol sobre el asfalto
y la sombra en la banqueta bromeando con la estatura..
Creo sólo en la libertad de los pájaros
y en el caliente abrazo de los presos.
No creo en los poetas, ni me creo poeta
pero creo en la poesía
deshebrando mis horarios
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