¿ Donde, en la ciudad
de las cúpulas octagonales,
pierde el contexto tu risa
y sale de cuadro
el tiempo nuevamente,
y nuevamente invocáandolo
me alejo... ?
Y me acuerdo
de las veces
en que la compasión nos mordió,
y caminamos por las calles
como mendigos;
rojos mendigos despeinados
tumbados al sol de las banquetas.
llena;
la luna desde ayer,
es un vigía que resplandece
en un extremo,
en el otro se han apelmazado
las nubes más negras,
se agazapan y asechan
al desafortunado;
el cielo
partido en dos
llora unos cuantos astros
al oeste,
ya ha palpitado el brumoso ocaso
y ensangrentado al viento,
ya han sonado las campanas
y los autos vuelven
por sus senderos de asfalto
sus senderos de siempre.