
Ya no cabemos;
es demasiada nuestra basura y nuestra terquedad
se alienta
con trozos de atardeceres rojos
que dejamos ir
Son demasiados los plásticos, las riñas,
los delfines muertos,
las sonrisas tibias de nuestro cigarrillo,
las naves repletas, sonidos agudos
los ojos que lloran el mundo.